La gran piedra aparentemente muda tiene su lenguaje propio y una vez descifrado se vuelve expresiva
Eduardo Martínez Pisón, El alto pirineo (2002)
Al segundo escenario de la costa del monte Jaizkibel (ver mi anterior entrada sobre este paraje excepcional), y el de más largo recorrido para acceder directamente a él, llegué después de varios tanteos para coger el camino correcto desde la carretera. Sin mapa, sin GPS, y con una descripción poco precisa del recorrido, la bajada a Labetxu (y sobre todo después la subida) es exigente y transcurre a veces entre zarzas y helechos, los tábanos en veranos son bastante molestos, y casi hasta el final del descenso no salí de la incertidumbre de saber si era el camino correcto. Pero finalmente desde un alto en el extremo de la pared rocosa, casi al borde del mar pude divisar, inconfundibles, los murales rojos que buscaba.
Al acercarme al vallecito de Labetxu enseguida me doy cuenta que es un lugar un poco complicado para andar con comodidad: hay que prestar muchísima atención y estar atento a los desniveles, a la roca mojada y resbaladiza, a los agujeros escondidos entre la vegetación, al arroyo y los pequeños cauces que serpentean entre las rocas. Antes de pararme a contemplar cualquier roca que me llama la atención tengo que asentar bien los pies, y a veces tengo que hacer un poco de contorsionismo para ver y fotografiar las espléndidas formas y dibujos que me encuentro.
En este escondido valle de Labetxu la naturaleza se ha entretenido en “pintar” grandes murales de intensos colores rojos, naranjas y ocres salpicados de detalles en amarillo, verde, rosa o malva. Al poder observarlos con tranquilidad, uno se asombra de las delicadas obras de arte que, a lo largo de muchos millones de años se han ido formando y esculpiendo sobre estas rocas areniscas, al libre albedrío del fluir de los elementos -Agua, Tierra, Viento-. Cuando las recorro y las miro me es inevitable recordar las pinturas murales representadas por nuestros antepasados en cuevas como las de Altamira hace tan solo entre 30.000 y 13.000 años, apenas un instante geológico en la edad de la Tierra, en comparación con las areniscas de Labetxu…
…hace 48-56 millones de años, en el Eoceno (terciario), estas rocas se formaron en los fondos marinos entre 1.000 y 4.000 metros de profundidad, donde las corrientes fueron depositando sedimentos de materiales de granos finos. El agua, rica en soluciones minerales -calcio, manganeso, sílice, hierro- circuló muchas veces entre los espacios que quedaban entre los granos de los sedimentos, y estos minerales fueron separándose y precipitando mientras la roca se endurecía. A cada nueva circulación de agua se iban superponiendo nuevas bandas o anillos de minerales que se añadían a los anteriores, cada uno cumpliendo su función: la precipitación del carbonato cálcico originó el cemento que cohesiona los granos de la arenisca; la sílice creó los bolos que ahora resaltan en la roca debido a su mayor resistencia a la erosión, y el hierro y el manganeso dibujaron caprichosos bandeados de tonalidades amarillentas y ocres, que al oxidarse dieron lugar al característico color amarillento o rojizo de estas rocas.
Estos bandeados de líneas paralelas y círculos más o menos concéntricos se conocen en geología como anillos o bandas de Liesegang (en honor al químico que los estudió, allá por 1896), y se encuentran en muchas rocas sedimentarias, pero especialmente en areniscas como las de Jaizkibel.
Cuando la placa continental ibérica (que entonces era una isla en el mar) colisionó con la europea, hace unos 40 millones de años, estas rocas se elevaron, comprimieron y deformaron sucesivas veces hasta llegar a mostrar los magníficos murales que hoy podemos disfrutar en este rincón perdido de la costa vasca.
Así pues, estos escarpes tallados en las rocas, estas paredes, observándolos con tranquilidad y con algo de imaginación, nos hablan del paso del tiempo, de millones de años de soledad, de enormes fuerzas de presión del agua sobre los sedimentos, del lento discurrir del agua que va filtrando una y otra vez la materia, de los imperceptibles movimientos entre las rocas hasta emerger sobre la superficie, del trabajo ininterrumpido del viento y la lluvia que van moldeando las formas de los escarpes rocosos con la infinita lentitud del que sabe que en su trabajo no tiene prisa porque a ninguna parte ha de llegar, salvo a sí mismo. Y de la invisible pero inexorable desintegración de la roca, ajena a la diminuta presencia de quien hoy contempla su obra, hasta desaparecer nuevamente esparcida silenciosamente en el sedimento marino, donde el ciclo comienza de nuevo…
Grano a grano la corteza terrestre se ha desmontado y reconstruido a sí misma una y otra vez a un ritmo de cientos de millones de años. Mares y montañas se mueven, se levantan, se erosionan en unas magnitudes inconcebibles para nosotros. Se trata de escalas sobrenaturales que van más allá de las posibilidades de nuestra imaginación, como si los lentos movimientos de la Tierra se dieran en otro mundo, separado de la vida por un profundo abismo de escala temporal y física. Y sin embargo, la vida se ha ido tejiendo una y otra vez a lo largo de milenios sobre la inverosímil longevidad de las rocas.
Estaría todo el día recorriendo esta formas y dibujos, y me dejo para otra visita otros murales que apenas se intuían al mirar hacia arriba, en los altos escarpes, entre la vegetación exuberante de la zona. Pero la tarde cae, y la subida es larga, y necesito también tiempo para elegir la senda que me lleve de nuevo de regreso.
Jaizkibel engancha, he de volver a recorrerlo
Me ha encantado, sencillamente. Y las fotos espectaculares. Gracias!!
Me alegro, gracias a tí por tu interés.
Precioso reportaje. Muchas gracias por el trabajo de llevarlo a cabo y compartirlo.
Gracias, Carmen, a tí por dedicar tu tiempo a ver las fotografías.
Últimamente no he hecho aportaciones al blog, por falta de tiempo, pero prometo continuar en cuanto pueda.
Muchas gracias por tu aportación, sobre todo científica y geológica, ya que aunque se puede encontrar mucha información sobre Labetxu en internet, las explicaciones de estas geoformas son muy escasas. Gracias por tanto, se agradecen mucho las explicaciones técnicas sobre todo! Un saludo!
Disculpa mi tardanza en contestar, estaba de vacaciones.
Me alegro que te haya servido la información. A mí me costó también bastante encontrarla, y me pareció muy curiosa la manera que se creaban estas formaciones.
Un saludo,