El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevas tierras, sino en mirar con nuevos ojos
Marcel Proust
Siempre he pensado que para conseguir extraer la esencia de un paisaje, ya sea con la cámara, los pinceles, o las letras hay que tener un vínculo, hay que formar parte de ese paisaje.Uno puede hacer fotos desde “fuera” del paisaje (bajar del coche, apretar el disparador y seguir el camino) o hacer fotos desde “dentro del paisaje”. Esto ocurre cuando uno lo ha visitado unas cuantas veces, ha recorrido sus múltiples vericuetos y perspectivas, lo ha acompañado en las estaciones… es entonces cuando ese lugar se empieza a “ver” con otros ojos, a conocer algunos de sus secretos, sus verdaderas dimensiones, su carácter, su estética y belleza, sus luces y sombras, el tacto de sus rocas, el olor de sus plantas…
Uno de estos mis “paisajes del alma” es el sabinar, o mejor dicho, las sabinas albares que se extienden por el piedemonte de la sierra segoviana, entre Siguero y Prádena, y también en las llanuras onduladas pedregosas del nordeste segoviano, en particular las hermosas sabinas centenarias –enebros, las llaman por aquí- que crecen en las cercanías de Moral de Hornuez. Esculturas vivientes que probablemente han visto pisar sobre sus raíces a visigodos, musulmanes y cristianos desde la Edad Media.
He paseado muchas ocasiones entre estos árboles siempreverdes, pero es desde hace relativamente poco tiempo que he empezado a percibirlos con otros ojos, a sentir su cercanía y familiaridad, reconociendo y visitando una y otra vez algunas de estas sabinas por su porte, su tacto, su forma. Hoy las siento parte de mi “paisaje interior”. Pero también me produce cierta pena encontrar, junto a las viejas sabinas las decenas de mesas y bancos colocadas sin complejos bajo las copas de estos árboles majestuosos; y las carreteras y pistas de tierra que serpentean por un lado y otro de un lugar que, además de bello, es considerado santuario espiritual y de oración. Ahora apenas se cortan sabinas para leña o para construcción tradicional (de manera ilegal), y son árboles respetados por los vecinos de la zona, pero muchas de ellas conservan las marcas de las “drásticas” mutilaciones que sufrieron algunas de sus ramas no hará muchos años.
Más allá de asombrarme el porte, la estética y la edad de estas sabinas centenarias (algunas de ellas entre los 600 y 800 años), las admiro al descubrir que los sabinares además son bosques muy antiguos, que surgieron en la Edad Terciaria, hace unos 65 millones de años, entonces muy frecuentes en épocas de clima seco y continental, y que han llegado traídas por el túnel del tiempo hasta nuestros días. La sabina es un portento vegetal de la resistencia al tiempo, y al clima. Hoy sobreviven en las parameras calizas donde la piedra desnuda asoma sin apenas suelo fértil, y en las lindes de las tierras de cultivo, soportando estoicas los inviernos fríos y los veranos secos, mayormente como pequeños arbolillos piramidales de crecimiento muy lento precisamente por este clima extremo. Pero en algunos lugares como Moral de Hornuez o en Calatañazor, en Soria, quizás por el uso ganadero, o porque la corta de leña estuvo regulada, a medida que envejecieron se han ido engrosando, retorciendo sus troncos y formando oquedades en ellos hasta llegar sorprendentemente sanas hasta nuestros días. Como curiosidad, el nombre científico de éste árbol, juniperus thurifera, significa «productora de incienso», ya que su madera es muy aromática y agradable.
Os dejo aquí unas cuantas fotografías de este hermoso árbol, algunas rescatadas de mi archivo, otras tomadas estos días de verano donde confluyeron, además de un atardecer espléndido, una luna soberbia en el cielo, y una inspiración personal, quizás emanada de algún espíritu sagrado del lugar.
Hoy a tocado mirar las sabinas y leer para acompañar las fotos. He pasado u bonito rato.
(las fotos de la sabina tumbada no se abren)
Hola,
Gracias por visitar mi web, me alegra que te hayan gustado. Las fotografías que mencionas no se abren, las había puesto así con esa intención, a modo de “tríptico”. No obstante, si me escribes a mi dirección de correo te puedo enviar un poco más ampliadas para que las disfrutes. Un saludo